iba a ser un fin de semana tranquilo...

Las 7 de la mañana, estaba apoyada en un coche en una calle oscura lateral a todas las peñas en las que no paraba ni la música, ni la bebida, ni la gente. Entonces acerque mi mano a mi boca y....sentí una sensación que nunca había sentido... mi cabeza dio un vuelco y tuve que cerrar mis ojos, cuando los abrí Salva estaba en frente de mi, fue entonces cuando decidí volver a casa.

Mientras iba caminando hacia casa de mis padres, iba pensando en lo rara que había sido la noche, lo bien que me lo había pasado en mi pueblo. Si! que yo me lo pase bien en mi pueblo es raro... siempre he tenido la sensación de no encajar en él, pero esa noche había encajado. Estuve con gente con la que no había estado hacía años que conocía desde pequeña, con gente que hacía meses que no estaba y con gente que veo más a menudo.

Por ejemplo, con Salva hacía cuatro o cinco años que no hablábamos, perdimos el contacto gracias a su "querida novia" (nótese mi ironía) y era uno de mis mejores amigos y ahora parece que volvemos a retomar relación. Luego siempre estará mi gente, "mi churrino" que le quiero con locura, Raquel que parece que está un poco cansada de su novio y Esther que está muy muy gordita a punto de caramelo para que nos haga tías ;)

Mientras iba en el autobús a mi pueblo iba pensando que esas serían mis fiestas más tranquilas, iría con Esther a cenar a la feria y a eso de las 2 a casa... pero... me iban enganchando por todos los lados y antes de las 6 no aparecí ningún día por mi casa.

Esta situación me recuerda a Noche Vieja, en la cual siempre salgo con mucha ilusión y luego deja mucho que desear... pues a mi estas fiestas me paso justo lo contrario.

Y del año que viene no pasa que me punte a mi peña

(que este año no he podido):

"Esta Noche Cruzamos El Torote"