2 de octubre de 2010

Última Página...

En estos días atrás he llegado a pensar que mi cuerpo estaba inerte, que no sentía, que no padecía.He llegado a sentirme pérdida, he llegado a pensar que el mundo para mi no tenía sentido.

Miraba a un lado, y miraba al otro y ya nada me apetecía, nada me gustaba. Ni blanco ni negro, ni playa ni montaña, ni frío ni calor, ni cara ni cruz. Nada. Fue entonces cuando sentí en mi insensibilidad. Mi insensibilidad por un roce, un gesto, por una imagen, por cualquier estímulo que antes si provocaba en mi alguna sensación.

Pasaron muchos días, hasta que mi cuerpo respondió. No fue gracias a mi, fue gracias a la insistencia de Pablo. Pablo intento por todos los medios que esa "sal" volviera a mi. Y volvió, y volví a ser yo , pero pase de un punto mínimo casi nulo a un punto máximo y con más fuerza que nunca. Fuerza incontrolable que me demuestra una vez más que perdí mis límites hace tiempo. Límites fuera de la normalidad que dibuja mi imaginación. Esto me demuestra una vez más que el término medio para mi ser no existe. Que o me encierro a cal y canto o echo a volar sin mirar atrás... está claro entonces: echo a volar.

No quiero perderme nada, no quiero dejar nada sin hacer, no quiero tener la sensación de que no he disfrutado lo suficiente. Quiero equivocarme, aprender de mis errores, pero nunca tener miedo a ser yo.

Ocultarlo sería mentirme a mí misma, claro que me está costando, pero claro es que por ello he crecido como persona independiente que soy y que muestra sus sentimientos claramente.

ya no me haces falta, he aprendido a ordenar mis pensamientos y juzgar mis propios actos.

He crecido, obligada,
pero he crecido.