9 de marzo de 2010

Dulce Navidad...



Después de dos días durísimos, sin apenas levantarme de la cama, literalmente, por esa frustración que me invadía... el 23 de Diciembre, él llego a Madrid, Pablo. Por fin Pablo otra vez en Madrid y esta vez para quedarse todas las navidades junto a mi.

Mi padre quería que fuera a casa por navidades, pero yo había hecho planes con Pablo hacia mucho tiempo... por muy triste que suene... iba a pasar estas navidades sola, y él me dijo que eso no pasaría, que dejaría todo y las pasaría conmigo y ahora no podía decirle que me iba con mis padres.

Mi padre entendió mi situación, además era demasiado pronto para ir a mi casa.

Con mi familia no quede más hasta Reyes, pero con mi padre quedé durante todas las navidades. Mi padre lo pasaba mal al verme, me veía mucho más delgada. La verdad que por esas fechas, psicológicamente gracias a Pablo estaba mucho mejor, pero mi padre notaba que no lo había pasado nada bien y desde que volvimos a tomar contacto me ha ayudado en todo lo que ha podido y más. Cada vez que nos veíamos "pasaba revista": comida? ropa? dinero? estudios? y mi respuesta era: bien, bien, bien jeje

La verdad que por el mes de diciembre ya había salido a flote, pero los dos meses anteriores pase muy malos ratos económicos y pude comprobar que puedo vivir con un euro y medio media semana... eso sí con la nevera llena. Fue entonces donde me di cuenta de la verdadera importancia de las cosas, y donde descubrí que prefiero comprar huevos, pan y carne a comprarme un par de zapatos y que no pasa nada por ponerse el mismo jersey dos días en una misma semana.

Por fin después de una veintena de días completamente sola mi vida volvía a estar llena gracias a una personita: Pablo, otra vez vuelvo a sonreír, vuelve la alegría a mi casa, vuelve su compañía en mi cama, en mi ducha, en las comidas, en los paseos, viendo la tele, en los ratos que no haces nada... quince días sin que haya silencio entre las cuatro paredes de mi habitación.

Pablo y yo teníamos muy claro que no queríamos ser pareja, que nos queríamos y teníamos relaciones pero que no pasaríamos de ahí. Pero no nos comportábamos como tal, las caricias se sucedían, no sabíamos andar sin darnos de la mano, no podíamos dormir si no era abrazados, no sabíamos estar sin darnos besos... y me deje llevar por la situación, deje que mis sentimientos corrieran a su libre albedrío... y nos dejamos llevar... no podía dejar escapar a ese chico que todos los días me despertaba con el desayuno en la cama...

En apenas quince días ya teníamos planeado para el mes de febrero, después de mis exámenes, que Pablo vendría a Madrid y nos iríamos a vivir juntos, él quería sacarme de esas cuatro paredes que día a día iban acabando conmigo... haciendo el habitáculo más y más pequeño.

...Pablo LUCHABA para abrirme paso entre esas paredes, esas paredes que tanto me AHOGABAN y me SUMERGIAN en un laberinto sin salida...